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Dando Nuestra Mejor Cara

  • Lcdo. Omar Reyes Villanueva
  • Apr 30, 2015
  • 2 min read

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Recientemente, un buen amigo me dijo que nuestro proyecto es muy bueno pero demasiado romántico. Obviamente se refería a nuestro principio de mostrar solamente las cosas positivas de Puerto Rico y obviar todas aquellas que componen el cuadro mucho más complejo de nuestra vida diaria. El “romántico” aludido significaba, entonces, una representación irreal de la complejidad puertorriqueña.


En aquel momento me detuve a pensar sobre esa palabra: “romántico”. Mi primera reacción fue de recelo, ya que a nadie le gusta que le critiquen lo que tanto trabajo cuesta producir. Sin embargo, encontré una nueva oportunidad para utilizar esa palabra a mi favor tal y como hicimos con el concepto blanco y negro. Eso es lo bueno (y lo malo) de las palabras, lo que hace tan importante colocarlas en su contexto para obtener el significado deseado. Para mí cada revés es una oportunidad y cada palabra una avenida para llevar el mensaje. Así, el romántico algo negativo que recibí dio un giro hacia el romántico que quiero ser o, más bien, hacia el romance que pretendemos llevar a nuestro pueblo.


Y es que queremos que nuestro pueblo se enamore de Puerto Rico.


Constantemente escuchamos que las cosas están malas en la isla, que cada día se ponen peor y que la mejor solución es irnos a otros lados. Esa realidad de nuestras dificultades actuales es innegable, pero también es incuestionable que nuestras cosas positivas sobrepasan por mucho las negativas.


Una buena amiga siempre me decía: “Te puedes sentar sobre una montaña, pero no sobre una tachuela.” Esa es quizás la mejor analogía que podemos establecer con nuestras acciones como puertorriqueños. Los problemas económicos y sociales, entre otros, son las tachuelas. Nuestras riquezas humanas y naturales son las montañas.


Por esa razón, no me parece tan descabellado que andemos dando nuestra mejor cara al mundo y que hayamos comenzado con nuestros pueblos. Hay muchas montañas de cosas buenas en nuestra tierra, así que lo realmente descabellado sería continuar hablando solamente de esas tachuelas.








 
 
 

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